No caso dos materiais de difícil reciclagem, a empresa internacional que faz a coleta (Terracycle) mantém um protocolo de recompensas a instituições da sociedade civil que prestam relevantes serviços na área de assistência social, o que associa a iniciativa ambiental à criação de uma rede solidária a organizações de caráter filantrópico.
Em 2012 a Faber-Castell estabeleceu uma parceria com a TerraCycle e lançou um programa de coleta que permite a transformação de instrumentos de escrita em matéria prima reciclada que substitui o material virgem que seria utilizado e evita o descarte de resíduos no meio ambiente.
A gincana ambiental terá competições de arrecadação de recicláveis como lacres de alumínio, materiais de escrita que não funcionam mais, esponjas de limpeza velhas, tubos de pasta de dente e óleo de cozinha, entre outros.
Recycling is confusing, even for the most well-intentioned and informed conscious consumers. Capabilities of municipal recycling facilities vary from region to region, and items that are difficult-to-recycle sometimes get looped in with regularly accepted items.
Not all paper, metal, glass and plastic packaging is created equal, and many common items that seem to fall in the “recyclable” category are far from it. Knowing to “watch out” for these common household waste items will help you prevent contamination at your local municipal recycling facility (MRF) and ensure that the items you do recycle are kept at their highest value at all times:
1. Black plastic
Plastic is plastic, right? With regards to the types of plastic accepted curbside in general, we know this to be vastly untrue, but black plastic is a big recycling “watch out” that many people are unaware of. The optical scanners used to identify types of plastic at municipal recycling facilities using the reflection of light deem black plastic unrecyclable in the current infrastructure. Why? Black plastic does not reflect light. Thus, the rigid plastic of black microwave food trays, takeout containers and other items are not accepted by most MRFs, even if the resin number on the bottom is accepted in your bin.
2. Gradient glass
Glass is one of the most highly recyclable materials accepted by MRFs, but depending on where you live, some curbside programs require residents to sort colored glass from clear glass, or only accept clear and brown (both of which generally have high market demand). Once colored, glass cannot be turned into another color, so when it comes to gradient or multi-colored glass, the material is not recyclable because these colors cannot be separated.
When contaminants (i.e. different color glass or other materials) are mixed in with glass, it decreases the value of the recovered glass, increases costs and slows production. Gradient and multi-colored glass, then, is basically a contaminant to itself in the current recycling infrastructure. But on the up side, this discarded glass, if captured, is often milled and ground for use in concrete.
3. Natural and synthetic packaging combos
Multi-compositional packaging configurations (i.e. flexible plastic) are a recycling “don’t” due to the need for separation at the material level, but items comprised of entirely separate, recyclable waste streams become difficult if not isolated. For example, a coated paper coffee cup with a plastic top would not be recyclable if thrown away as a unit—the lid must be separated from the cup (which is generally not recyclable due to the plastic lining) and tossed in the recycling receptacle on its own.
Other examples of unrecyclable natural and synthetic combinations are paper blister packs with foil and single-serve beverage pods.
4. Biodegradable and bioplastic
Bioplastics can be broadly broken down into two categories: durable and biodegradable. For instance, the PlantBottle is a durable bioplastic alternative to traditional PET bottles made by Coca-Cola. Made with up to 30 percent ethanol sourced from plant material, the PlantBottle won’t decompose, but it can be recycled with traditional PET containers and bottles. It is important to note that this is an outstanding example, as not all bioplastics are recyclable.
Biodegradable bioplastics on the other hand, like increasingly popular PLA (polylactic acid), are exactly as they sound: in theory, they break down naturally in the environment or may be composted. However, in most cases, biodegradable bioplastics will only break down in a high-temperature industrial composting facility, not your average household compost bin. Plus, these are not recyclable.
5. Post-consumer recycled content (PCR)
The whole point of recycling is to capture the value of materials like discarded metal, paper and plastic for use in the production of new items. But the inclusion of post-consumer recycled content (PCR) in the production of these new items does not always equal recyclability. PCR plastic content is often multi-compositional and has little traceability, which means that once aggregated, it is difficult to know where exactly it came from and what types of plastic it is comprised of.
However, integrating PCR can result in a fully recyclable product. For example, Procter & Gamble teamed up with TerraCycle and SUEZ in Europe to create the world’s first fully recyclable shampoo bottle made from PCR beach plastic. Special sorting and processing logistics mean the right kinds of PCR content is used in the production of a bottle that can go in the blue bin.
El costo ambiental es un parámetro que permite medir en valor económico el daño medioambiental causado por actividades productivas por la sociedad.
En un estudio publicado en 2010 por la consultoría
Trucost se afirma que el costo ambiental total producido por las empresas supera los 2.2 billones de dólares al año; los daños corresponderían a un 6 y 7% de su producción total. A su vez, se calculó que esos daños pueden sobrepasar en valor al de la mayor parte de las economías nacionales de algunos países del mundo.
Se dice que entre más grande sea la empresa más daño le hará al medio ambiente. Sin embargo, con el paso del tiempo las empresas han comprendido el impacto de sus actividades en el medio ambiente y se han comprometido con la responsabilidad social.
La Responsabilidad Social Empresarial (RSE)
“es la capacidad de entender y dar respuesta al conjunto de solicitudes que los diversos grupos que constituyen el entorno hacen a la empresa” e implica el desarrollo de estrategias en 5 áreas.
- Ética y gobierno corporativo. Ideales y creencias para la organización que incluyen el reconocimiento y respeto hacia los derechos humanos. En general, se trata del enfoque de los negocios basados en valores reflejado en la misión y visión de la empresa.
- Calidad de vida y prácticas laborales. Políticas y prácticas internas que promueven el buen ambiente y condiciones de trabajo, diversidad y equidad de género, diálogo y respeto entre los trabajadores.
- Participación activa en la comunidad. Acciones realizadas por la empresa para mejorar la calidad de vida de la comunidad y el desarrollo de la misma. Implica el apoyo a los pequeños emprendimientos para el crecimiento económico de la sociedad.
- Medio ambiente. Conlleva el pensamiento consciente del empresario para evaluar el impacto medioambiental de sus acciones y propone estrategias que compense dicho impacto. Abarca iniciativas como el manejo de residuos, la reducción de emisiones tóxicas y peligrosas para la salud, la prevención de la contaminación y la concientización de todos los involucrados.
- Cadena de valor. Grupo de decisiones relacionadas con la cadena de valor de la empresa (proveedores, trabajadores, contratistas, clientes, consumidores y otros)
Algunos de los efectos positivos de una empresa socialmente responsable son la mejora de las relaciones con la comunidad, la contribución al desarrollo de la sociedad, mayor visibilidad de la empresa, aumento en el recibimiento de apoyos financieros y apoyo al bien común.
Hay muchas empresas que afianzan su compromiso social a través de la recolección y reciclaje de residuos. TerraCycle promueve la realización de estas actividades mediante sus programas de reciclaje de empaques de botanas y de cuidado bucal Colgate®, de envolturas de galletas y jabones Palmolive®, y de bolsas de pan y pan dulce.
Una de las empresas globales que ha demostrado hacer sus productos con valor ecológico agregado es
P&G. Su objetivo de sostenibilidad consiste en ofrecer marcas y productos que ayuden a la conservación de los recursos naturales y la protección al ambiente, a su vez que cumplan las necesidades de la sociedad de la mejor manera posible.
La sostenibilidad ambiental y social son parte del trabajo de todos en P&G. Están integradas en nuestra labor diaria y en nuestras operaciones de negocio, David Taylor, Presidente y CEO de P&G.
Entre sus visiones a largo plazo se encuentra la de enviar cero residuos de producción y consumo a vertederos. Y en América Latina el avance ha sido significativo ya que más del 60% de su producción ha sido realizada en plantas con nulo residuos a vertederos.
Una manera de seguir cumpliendo con esta visión se centra en el proyecto en alianza con TerraCycle y SUEZ.
P&G recurrió a estas empresas para comprender cómo rescatar el máximo valor posible de los residuos obtenidos de los productos ya consumidos.
El proyecto nació de un informe de la Fundación Ellen MacArthur en el Foro Económico Mundial, en donde se dijo que los envases de plástico tienen un valor de 80 a 120 billones anuales y representa una pérdida para la economía ya que esos envases sólo se utilizan una vez.
El objetivo del proyecto consiste en desarrollar la primera botella de champú completamente reciclable de la marca
Head & Shoulders, hecha en un 25% de
plásticos duros recolectados de la playa. Esto destaca el impulso de una mayor reutilización de los plásticos e incentiva la conversión de residuos en productos.
Las primeras 150,000 botellas con este valor ecológico estarán disponibles este verano en Francia, por lo que esta campaña de producción de botellas de champú hecha con plástico de playa se consolida como la más grande, a su vez supone un paso importante en el establecimiento de una cadena de suministro única que es compatible con una nueva economía de plásticos.
Actualmente, TerraCycle está trabajando con cientos de organizaciones de la sociedad civil y grupos comunitarios enfocados en la limpieza de playas para la captura de los plásticos rígidos. Junto con SUEZ realizan la logística de la recogida y envío, y el procesamiento de separación de los materiales para que puedan ser utilizados como materia prima reciclada. Esta alianza sirve como punto de referencia en cómo las organizaciones pueden colaborar unidas con el propósito de ofrecer grandes cambios ambientales en todas las industrias.
Con todo esto se incorpora la idea del post-consumo del material reciclado y se crea un nuevo nicho de mercado para los plásticos reciclados, así como el diseño de una cadena de suministro que genera la alimentación propia de la empresa.
Otro de los beneficios de este proyecto es la garantía de la supervivencia de los ecosistemas marinos, ya que aproximadamente de 10 a 20 millones de toneladas de plásticos terminan en los océanos, lo que significa una grave degradación de la naturaleza y hábitat de los animales, y además representa una gran pérdida financiera para la pesca y el turismo. ¡Si las cosas no cambian, en 2050 se observarán más plásticos que peces en el océano!
Es importante replicar este tipo de proyectos para expandir el crecimiento sostenible y el impacto positivo