En el mundo, hay una cantidad enorme y variada de especies vegetales y animales. Los países se jactan de decir que poseen biodiversidad para atraer más turismo. Sin embargo, muy pocos gobiernos crean políticas públicas que protejan el medio ambiente, y por ende a la diversidad biológica.

A finales del siglo pasado los problemas ambientales tomaron la relevancia que se les debió considerar desde un principio. La destrucción de la capa de ozono, la deforestación, cambio climático, contaminación del suelo y aire, derretimiento de los casquetes polares, acidificación del océano y el calentamiento global, son algunos de los temas que comenzaron a entrar en los debates ambientales, y por consiguiente en la agenda de los gobiernos internacionales.

Internacionalmente se han acordado convenios para reducir la problemática ambiental. Por ejemplo, está el ‘Convenio de Basilea’ que propone el control y la eliminación de desechos peligrosos; uno de los más conocidos es el ‘Protocolo de Kioto’, que se dio en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que busca la reducción de los gases que provocan el calentamiento global; así como este par, hay otros convenios que apuestan por la protección de la capa de ozono y de la diversidad biológica, sin embargo, no hay ni uno solo que hable sobre el impacto de la basura en la vida diaria.

La mayoría de los acuerdos internacionales se centran en el calentamiento global  y efecto invernadero. Uno de los más hablados es el ‘Acuerdo de París’, este se firmó por 195 países en 2015 y propuso la transición a un planeta sostenible a través de objetivos específicos.

1. Conservar el calentamiento global por debajo de los 2°C.

2. Países ricos donarán 100.000 millones de dólares al año a partir de 2020.

3. Países desarrollados demostrarán sus acciones en materia de reducción en el uso de gase de efecto invernadero.

4. Controlar las emisiones de gases de efecto invernadero a corto plazo.

5. Países desarrollados apoyarán la financiación de los países en vías de desarrollo.

6. Evaluación del progreso casa 5 años.

7. Reflexionar las pérdidas derivadas del calentamiento global y ayudar a los países más frágiles.

Cada uno de los objetivos está encaminado a la reducción y control de gases, pero no se mencionan prácticas o soluciones para reducir las causas de dicho problema.

La basura generada diariamente se va los vertederos e incineradores, de los primeros se desprende gas metano que tiene un efecto 21 veces más negativo, que el del dióxido de carbono, en el calentamiento global. En el mundo se producen alrededor de 5 millones de toneladas diarias de basura y una sola tonelada de desechos orgánicos origina 40 metros cúbicos de biogás que corresponden en un 65% a metano y lo restante es de dióxido de carbono. Por esto se puede decir que el aporte de las personas al cambio climático es de 44,000 millones de metros cúbicos de biogás anuales.

En la Ciudad de México, la basura causa un 16% de gas metano que afecta a la contaminación ambiental. Este gas corresponde al 23% de los gases totales de efecto de invernadero que se producen en la ciudad. Las secretarías de Obras y Servicios, así como las encargadas del Medio Ambiente, realizan el Inventario de Residuos sólido de la Ciudad de México desde el 2006, y durante ese tiempo han buscado “el fomento de la cultura del reciclaje y disminución en la generación de residuos sólidos”, ya que aseguran que un proceso efectivo de reciclaje mejoraría la situación ambiental del estado.

El reciclaje como herramienta para combatir el calentamiento global y la generación de gases de efecto invernadero aún no ha sido tomado en cuenta en protocolos internacionales.

El Convenio internacional de Hong Kong es uno de los pocos que trata el tema del reciclaje, este fue aprobado por los estados miembros de la Organización Marítima Internacional (OMI) y tiene como objetivo que los buques se reciclen para que no representen riesgos para la salud pública, la seguridad o medio ambiente. Los buques que se envíen para ser reciclados traerán consigo un inventario de los materiales potencialmente peligrosos, a estos se les dará una solución diferente al reciclado.

Aparte de este, no hay ningún otro tratado internacional que le dé relevancia al reciclaje de residuos. Con la ausencia de convenios entre gobiernos internacionales, muchos países han adoptado medidas para tener un mejor control sobre la gestión de desechos sólido, en Europa se ha tenido una mejor respuesta gracias a la relación del gobierno con la ciudadanía; sin embargo, en América Latina las políticas públicas son contadas, es la cultura ciudadana la que ha logrado un avance en el proceso del reciclaje. Países como Colombia, México y Perú han explotado el reciclaje de PET, y han encontrado en esa práctica un aporte considerable a la economía y una retribución a la sociedad ambiental. Por ejemplo, hay iniciativas que promueven la Eliminación de la Idea de la Basura® como TerraCycle, que ha logrado reciclar colillas de cigarro y pañales; en México se han desviado 110,291,003 desechos gracias a las brigadas de recolección de empaques de botanas, galletas y de productos de cuidado bucal y jabones.

Por otra parte, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) afirma que para alcanzar beneficios ambientales es necesaria la creación de marcos institucionales y políticas ambientales en todos los niveles de gobierno. También, es importante la adopción de tecnologías ecológicas, ya que cuando un país está inmerso en la economía mundial requiere cumplir con ciertas normas ambientales y para esto se puede apoyar de tecnologías y procesos de producción menos tóxicos.

A su vez explica que la aceptación temprana de leyes ambientales promueve la difusión de las mismas dentro de convenios y acuerdos bilaterales entre países desarrollados y en desarrollo. Para que temas ambientales como el reciclaje y la gestión de residuos entren en tratados internacionales es necesario que los países los incluyan en su agenda pública para que poco a poco se adentren dentro de la comunidad internacional.

Aunque el gobierno internacional no establezca normas que beneficien al reciclaje, es necesario que la ciudadanía reflexione sobre el impacto positivo de esta práctica en el medio ambiente.

Bibliografía

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