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ESPECIAL: NUEVA TECNOLOGÍA DE RECICLAJE CHINA AYUDA A PROTEGER EL MEDIO AMBIENTE

Por Luan Xiang
BEIJING, 29 jun (Xinhua) — Gracias a la celebración de la Copa Mundial de la FIFA, Rusia es por estos días el centro de atención para muchos fanáticos chinos del fútbol. Y a pesar de que la selección nacional no compite en el evento, China está contribuyendo con su tecnología ecológica a la segunda competencia deportiva más grande del mundo después de los Juegos Olímpicos. Una de las razones por las que destaca este Mundial en comparación con ediciones anteriores es su compromiso con el medio ambiente, como se indica en la Estrategia de Sostenibilidad promovida por la FIFA y el Comité Organizador Local de Rusia (LOC), que buscan presentar un Mundial “más ecológico y más sostenible”. “Cada uno de los 12 estadios donde se juegan los partidos cuenta con un sistema para gestionar y reciclar los desechos, lo que se espera ayude a reducir el impacto ambiental negativo”, dijo Alexey Sorokin, jefe ejecutivo del LOC, en un comunicado de prensa. Además de los contenedores de reciclaje tradicionales, llaman la atención unas máquinas de color verde ubicadas dentro de los escenarios. Son una novedad de alta tecnología para recolectar botellas plásticas, las cuales, después de un proceso de reutilización, son convertidas en camisetas y bolsos de mano. Y estas máquinas fueron hechas en China. Esta tecnología “verde” del país oriental ha sido bien recibida tanto por los ciudadanos rusos como por los aficionados al fútbol que han llegado procedentes de todo el mundo. “Voluntarios rusos guían a los espectadores en los estadios para reciclar correctamente sus botellas de plástico”, explica Liu Xuesong, vicepresidenta ejecutiva de Incom Recycle, compañía creadora y operadora del sistema de reciclaje, en una entrevista con Xinhua. Después de terminar una bebida embotellada, los espectadores pueden ubicar fácilmente una de las máquinas, depositar allí su botella vacía y obtener una recompensa. Ocho botellas pueden hacer una camiseta, y 14 de ellas un elegante bolso de mano. Tan sólo en Beijing funcionan alrededor de 5.000 máquinas de Incom como las de la Copa del Mundo. Todas están interconectadas y son monitoreadas a través de la Red. Las estadísticas de la compañía muestran que más de dos millones de personas son usuarios activos de estos dispositivos inteligentes, y que más de 54 millones de botellas de plástico PET han sido recolectadas desde 2012, lo que equivale a haberse ahorrado más de 8.100 toneladas de petróleo, haber sembrado 55.350 árboles o haber recortado las emisiones de dióxido de carbono en 4.050 toneladas. Fundada en 2003, Incom Recycle está presente en más de 21 países y regiones, proporcionando soluciones integrales para el reciclaje y la reutilización de residuos industriales y domésticos. Es uno de los varios jugadores en el negocio del reciclaje, que crece rápidamente en China. Otra empresa que está fortaleciéndose es BGG Recycle, una innovadora plataforma B2B para recursos reciclables, la cual ha demostrado que el “negocio sucio” de la gestión de residuos puede ser rentable, con un ingreso anual de 100 millones de yuanes (15 millones de dólares) en su primer año. Su fundadora, Anna Gui, quien anteriormente trabajó en Wall Street, dio vida a la empresa apoyándose en la tecnología informática para abordar el problema del desperdicio de envases, que en China se ve agravado por el rápido desarollo del comercio electrónico. La práctica aplicación de BGG conecta a los edificios de oficinas y las empresas con los recolectores, y después de ser clasificados, los recursos recolectados son vendidos a las fábricas como materia prima. “Nuestra visión es poner recursos limitados en un círculo infinito de sostenibilidad a través de la innovación”, comenta Gui a Xinhua. El sector siempre ha sido rentable en el país, a pesar de que los recicladores de basura a menudo son despreciados y se subestima su contribución a la protección del medio ambiente. Al eliminar a los intermediarios y aumentar la eficiencia de la recolección con la tecnología informática más avanzada, BGG ha ayudado a elevar la tasa de reciclaje desde el 10 hasta el 20 por ciento en nueve ciudades chinas, donde ha proporcionado soluciones completas y personalizadas. Además, los recicladores que trabajan con la plataforma han visto duplicar sus ingresos, asegura Gui. “Soy optimista en cuanto a que nuestro negocio llegará a más de 50 ciudades en tres años. Brindaremos servicios a más de 50.000 pequeñas empresas y colaboraremos con más de 100.000 recicladores”, añade. BGG espera recaudar 1.000 millones de yuanes en 2018 con la implementación de más programas en todo el país. Además de los jugadores nacionales, China también dio la bienvenida a TerraCycle, una empresa de gestión de residuos con sede en Trenton, Nueva Jersey, y que ganó un premio de la ONU, para ayudar a combatir la contaminación por plásticos en el país. TerraCycle llegó al país en 2016 con un programa patrocinado por Colgate para reciclar tubos de pasta de dientes y cepillos usados. Desde entonces, ha recolectado 63.000 piezas de desechos de cuidado oral de los consumidores chinos. Recientemente se lanzó un concurso entre las escuelas primarias de Shanghai para que los niños reciclen los desechos de la higiene bucal y obtengan votos para dibujos hechos por ellos mismos con el tema de “El Futuro Verde”. La escuela ganadora recibirá como premio una impresora 3D. “No tendremos un futuro ecológico sin un entorno limpio y saludable; ese es el mensaje educativo que queremos enviar”, dice Tom Szaky, fundador y gerente de TerraCycle. La compañía nació en 2001, cuando Szaky, entonces estudiante de primer año en la Universidad de Princeton, y un amigo crearon un fertilizante orgánico a base de excrementos de gusanos alimentados con desperdicios. Hasta la fecha, más de 80 millones de personas en 21 países han ayudado a recolectar y reciclar desechos suficientes para recaudar más de 21 millones de dólares para obras de caridad en todo el mundo. El año pasado, TerraCycle creó una botella de champú reciclable para la marca Head & Shoulders de Procter & Gamble (P&G) con desechos de plástico recolectados en playas, ríos y otros cuerpos de agua de todo el planeta. En octubre, el proyecto ganó el premio Momentum for Change – Lighthouse Activities de las Naciones Unidas. TerraCycle intenta cambiar la idea sobre los desechos de tres maneras: reciclar todo, incluidas colillas de cigarrillos y envoltorios de dulces; hacer productos con los desechos, como cubos o baldes de playa; y cerrar el ciclo de reciclaje. La llegada de TerraCycle a China “es una gran oportunidad”, asegura Szaky. “El problema del desperdicio causado por el consumismo en realidad ha venido aumentando la conciencia social sobre este problema, lo que significa que la gente está dispuesta a enfrentarlo y trabajar para resolverlo”, añade. “El gobierno ha sido un gran apoyo para los negocios ecológicos y sostenibles”, complementa, y destaca el hecho de que China lidera al mundo en producción de energía eólica y solar. Desde 2012 China viene apoyando las industrias de conservación de energía y protección ambiental (ECEP, según sus siglas en inglés), que son consideradas como uno de los siete pilares estratégicos emergentes de la economía. En su XIII Plan Quinquenal de Desarrollo Económico y Social se estableció el objetivo de aumentar el valor agregado de las industrias de ECEP para que eventualmente lleguen a aportar el 3 por ciento del PIB en 2020. Además, el Gobierno ha otorgado apoyo fiscal y tributario a la investigación tecnológica y a las empresas que brindan soluciones, productos y servicios para el desarrollo “verde”. Alentado por las políticas preferenciales y la creciente demanda, el negocio del reciclaje en China recibe un número cada vez mayor de jugadores. “La gestión de residuos es crucial para el bienestar público y la protección del medio ambiente. Sin embargo, muchas empresas nuevas, a pesar de tener ideas nobles e ingeniosas, han fracasado, porque para las pequeñas empresas es difícil mantener un margen de beneficios, especialmente al principio”, dice Mao Da, de la Universidad Normal de Beijing, y quien es experto en historia ambiental y fundador de la Alianza Cero Residuos de China, un grupo de expertos no gubernamental. TerraCycle mantuvo un margen de ganancias del 1 por ciento durante más de una década. En 2017, las cifras de ventas de la compañía superaron los 20 millones de dólares. “Estamos cambiando los hábitos de las personas. Hacer que la gente se preocupe por el reciclaje es nuestro mayor desafío”, asegura Tom Szaky. “Una de las cosas más importantes que hacemos es educar: concientizamos sobre el problema y le hacemos saber a la gente que el medio ambiente vale la pena el costo”, agrega. La compañía también ofrece algunos incentivos, por ejemplo, los consumidores pueden obtener puntos de TerraCycle en función de cuánto han reciclado, y convertir los puntos en donaciones en efectivo a organizaciones de caridad. Pero cambiar los hábitos de las personas a través de la educación puede tomar demasiado tiempo para abordar el crítico problema de la contaminación, sostiene Liu Xuesong, de Incom Recycle. Liu instó a las autoridades a utilizar procedimientos legales para determinar las responsabilidades de los productores en el proceso de reciclaje. “Hasta donde sabemos, más de 50 países y regiones de todo el mundo han implementado leyes y reglamentos para establecer obligaciones de reciclaje a los productores”, comenta. En países como Alemania, Australia y Lituania, los consumidores pagan un depósito por productos reciclables desechables, y el depósito se les devuelve cuando se recicla la botella de refresco, la lata o la caja de cartón. “Esta ha demostrado ser la forma más efectiva de elevar la tasa de reciclaje a un promedio del 95 por ciento”, dice Liu. A comienzos de este año, la Unión Europea anunció una estrategia que busca que para el año 2030 todos los envases de plástico utilizados por las empresas que tienen negocios allí sean reciclables. Multinacionales como Coca-Cola, P&G y Colgate a menudo son criticadas por producir enormes cantidades de desechos de envases. Una vez se anunció la decisión, las compañías se comprometieron a cumplir con ella. “Los productores deben ser responsables y desempeñar un papel más importante en el reciclaje de sus envases desechables”, afirma Liu. “Una vez que la tasa de reciclaje aumente, tenemos la tecnología y la capacidad para convertir los residuos en recursos valiosos, y entonces la contaminación con plásticos dejará de crecer”, añade. Incom Recycle se ha asociado con Coca-Cola para reciclar sus envases descartados en China. Otro desafío es cambiar el sesgo de la sociedad hacia los profesionales del reciclaje y atraer a más talentos, advierte, a su vez, Anna Gui. “Muchas personas talentosas no consideran el reciclaje como una carrera, y los recicladores experimentados están acostumbrados a trabajar por su cuenta. Tomará algún tiempo para que este sector, ya existente, reconozca nuestros valores modernos”, agrega. Para la empresaria, “el futuro de esta industria radica en la transformación inteligente de las prácticas antiguas”. Por eso considera que “un sistema inteligente de reciclaje y reutilización es inevitable”, y que “es necesario monitorear todo el proceso, desde donde se producen los desechos hasta las compañías de procesamiento de residuos.