TERRACYCLE NEWS

ELIMINATING THE IDEA OF WASTE®

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7 Años de Reciclar lo NO Reciclable

Cada año se generan 5,000 millones de toneladas de desechos en el mundo, de los cuales sólo el 20% es reciclable. El 80% restante termina en tiraderos como sucede la mayoría de las veces en México o son quemados y usados como combustibles en el caso de algunos países europeos. Dos dificultades mayores tiene el reciclaje tal y como está concebido ahora: se genera excesiva basura y la que se crea está compuesta por materiales demasiado complejos. Algunos envoltorios de alimentos contienen hasta 20 tipos de plástico diferentes. Así que por muy buena voluntad que tengamos los ciudadanos, la mayoría de lo que se tira no puede utilizarse de nuevo, a pesar de que creamos lo contrario. La iniciativa de un joven canadiense ha dado un giro a esta dinámica en los últimos años. Tom Szaky, alumno en la Universidad de Princeton, TerraCycle, Inc. empezó produciendo fertilizantes orgánicos mediante el embotellado de “excrementos licuados de lombrices” en botellas de refrescos usadas. Desde este comienzo poco prometedor, TerraCycle ha llegado a ser una de las empresas verdes de mayor crecimiento en el mundo. Hoy, TerraCycle es una reconocida compañía internacional de supra reciclaje y reciclaje que recolecta envolturas y productos difíciles de reciclar y los transforma en productos innovadores y económicos. TerraCycle está ampliamente reconocida como líder mundial en la recolección y reutilización de residuos post-consumidor no reciclable. En el mes de Septiembre TerraCycle México está cumpliendo su 7° aniversario recolectando y reciclando basura alrededor de la república mexicana; dicho lo anterior dejamos un recordatorio de cómo podemos volvernos recolectores dentro del país y no solo contribuir a la mejor de nuestro ambiente también retribuir a otras asociaciones sin fines de lucro.

Nueva Zelanda, Chile, Turquía y México, los que menos reciclan

Nueva Zelanda, Chile, Turquía y México son los países que menos reciclan sus desechos urbanos, refieren cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) citadas en un artículo del Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés). Los mismos datos indican que Alemania es la nación que más recicla al hacerlo con el 65 por ciento de sus residuos. En segundo lugar se ubica Corea del Sur con un porcentaje de reciclado del 59 por ciento, seguida de Eslovenia con un 58 por ciento. En contraparte, Nueva Zelanda recicla el 0 por ciento de sus residuos, seguido de Chile y Turquía con 1 por ciento y México con un 5 por ciento. Tom Szaky, fundador de TerraCycle, un empresa que reutiliza residuos post-consumo difíciles de reciclar como las colillas de cigarrillos usadas, explica en el artículo difundido por el WEF que a medida que los flujos de desechos generados por humanos continúan evolucionando en diversidad y volumen, "la comunidad global enfrenta el desafío creciente de desarrollar soluciones viables de reciclaje y gestión de residuos a un ritmo comparable". Menciona que los desechos electrónicos son actualmente el flujo de residuos sólidos de más rápido crecimiento, aumentando dos a tres veces más rápido que otros flujos de desechos. Asimismo indica que la actividad industrial, solamente en Estados Unidos, genera 7.6 miles de millones de toneladas de desechos sólidos al año, lo que equivale a 3000 por ciento del total de desechos municipales generados por la sociedad estadounidense en el mismo tiempo. Por ello alerta que a medida que el mundo entra en la Cuarta Revolución Industrial, "las consecuencias ecológicas de no priorizar la gestión sostenible de los recursos son graves". Szaky reconoce que es improbable que los fabricantes, los minoristas o los consumidores se responsabilicen voluntariamente de la vida útil final de sus residuos a menos que estén obligados a soportar el costo de las soluciones para los productos y envases que producen, venden o consumen. Menciona que aunque los gobiernos de todo el mundo están aplicando esquemas de responsabilidad del productor, hay limitaciones evidentes sobre lo que pueden o harán de manera realista, por lo cual señala que el impulso recae en el sector privado. Szaky, cuya empresa reutiliza colillas de cigarrillos, bolígrafos, filtros de agua, cepillos de dientes usados y tubos de cepillo de diente, dice que el reciclaje de casi todo lo que usamos ya es posible y además expone que los consumidores, con los compromisos sociales y políticos adecuados, pueden impulsar la demanda de soluciones integrales de reciclaje en múltiples niveles. “La escala del problema mundial de los residuos exige que todos en el ciclo de consumo actúen juntos para trabajar hacia soluciones regenerativas y circulares que colman la brecha con el cero desperdicio”, plantea.

Nueva Zelanda, Chile, Turquía y México, los que menos reciclan

Los desechos electrónicos son actualmente el flujo de residuos sólidos de más rápido crecimiento, aumentando dos a tres veces más rápido que otros flujos de desechos.

Nueva Zelanda, Chile, Turquía y México son los países que menos reciclan sus desechos urbanos, refieren cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) citadas en un artículo del Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés). Los mismos datos indican que Alemania es la nación que más recicla al hacerlo con el 65 por ciento de sus residuos. En segundo lugar se ubica Corea del Sur con un porcentaje de reciclado del 59 por ciento, seguida de Eslovenia con un 58 por ciento. En contraparte, Nueva Zelanda recicla el 0 por ciento de sus residuos, seguido de Chile y Turquía con 1 por ciento y México con un 5 por ciento. Tom Szaky, fundador de TerraCycle, un empresa que reutiliza residuos post-consumo difíciles de reciclar como las colillas de cigarrillos usadas, explica en el artículo difundido por el WEF que a medida que los flujos de desechos generados por humanos continúan evolucionando en diversidad y volumen, "la comunidad global enfrenta el desafío creciente de desarrollar soluciones viables de reciclaje y gestión de residuos a un ritmo comparable". Menciona que los desechos electrónicos son actualmente el flujo de residuos sólidos de más rápido crecimiento, aumentando dos a tres veces más rápido que otros flujos de desechos. Asimismo indica que la actividad industrial, solamente en Estados Unidos, genera 7.6 miles de millones de toneladas de desechos sólidos al año, lo que equivale a 3000 por ciento del total de desechos municipales generados por la sociedad estadounidense en el mismo tiempo. Por ello alerta que a medida que el mundo entra en la Cuarta Revolución Industrial, "las consecuencias ecológicas de no priorizar la gestión sostenible de los recursos son graves". Szaky reconoce que es improbable que los fabricantes, los minoristas o los consumidores se responsabilicen voluntariamente de la vida útil final de sus residuos a menos que estén obligados a soportar el costo de las soluciones para los productos y envases que producen, venden o consumen. Menciona que aunque los gobiernos de todo el mundo están aplicando esquemas de responsabilidad del productor, hay limitaciones evidentes sobre lo que pueden o harán de manera realista, por lo cual señala que el impulso recae en el sector privado. Szaky, cuya empresa reutiliza colillas de cigarrillos, bolígrafos, filtros de agua, cepillos de dientes usados y tubos de cepillo de diente, dice que el reciclaje de casi todo lo que usamos ya es posible y además expone que los consumidores, con los compromisos sociales y políticos adecuados, pueden impulsar la demanda de soluciones integrales de reciclaje en múltiples niveles. “La escala del problema mundial de los residuos exige que todos en el ciclo de consumo actúen juntos para trabajar hacia soluciones regenerativas y circulares que colman la brecha con el cero desperdicio”, plantea.  

Rompiendo el Mito del Reciclaje

Los consumidores lo están dejando muy claro: esperan que los fabricantes hagan sus envases más reciclables. Para nosotros en TerraCycle, una empresa que recicla los materiales catalogados como difíciles de reciclables, este movimiento hacia formatos de envases reciclables es en términos generales un gran avance. TerraCycle reconocido internacionalmente como una compañía que desarrolla sistemas de recolección selectiva para el reciclaje de más de 100 tipos de basura (objetos desechables, empaques flexibles, objetos de oficina, productos de belleza, cuidado bucal, cápsulas de café usadas y colillas de cigarro) que no suelen ser reciclados por programas de reciclaje tradicionales. Actualmente en 20 países, la empresa se asocia con grandes compañías, marcas y gobiernos para implementar programas de reciclaje diseñados específicamente para los productos y sus empaques. Si un día todos los envases se hicieran reciclables a nivel municipal, TerraCycle estaría feliz de cerrar sus puertas y salir del negocio. Sin embargo, la realidad es que aún una gran mayoría de los envases se considera no reciclable para los estándares municipales. Esto trae a la luz una cuestión más amplia, una en la que he estado centrado durante muchos años desde que entré en la industria, ¿por qué consideramos que ciertos materiales sean simplemente "no reciclables"? Mi misión ha sido demostrar esta idea, el decir que ciertos materiales son impermeables al reciclaje, es completamente un mito. En pocas palabras, todo es reciclable. Lo que normalmente determina si es reciclable o no puede resumir con una palabra: la economía. ¿Dónde está el incentivo económico para reciclar algo si cuesta más recoger, clasificar y procesar que enviarlo simplemente a un vertedero? No es que un vaso de plástico es científicamente incompatible con la tecnología del reciclaje; es que no hay dinero para ser procesado y convertirlo en espuma de polietileno. Frente a este hecho, mi empresa ha demostrado que los envases como los tubos de pasta de dientes, bolsas de patatas fritas, bolsas de galletas y todos los elementos que serían rechazados en una instalación de reciclaje de hecho si pueden ser reciclados de manera correcta. El patrocinio corporativo hace que nuestros programas de reciclaje sean gratuitos para los consumidores, por lo que los costos típicos de recolección van por cuenta de las empresas. Podemos experimentar con nuevos materiales y envases híbridos, mientras que las empresas lo que hacen es compensar los gastos de recaudación. Claramente, los materiales en si no son el problema. La cuestión es que durante demasiado tiempo las empresas de gestión de residuos han dictan lo que es reciclable o no es reciclable. Entendemos ahora que todo se puede reciclar, pero no hay suficiente beneficio para atraer a la mayoría de las empresas para que lo hagan. La verdadera máquina de hacer dinero es de residuos sólidos o basura. En 2012, por ejemplo, la mayor empresa de gestión de residuos en los Estados Unidos (Waste Management), hizo alrededor de 8,5 millones de dólares en recolección de basura; más del 60% de sus ingresos totales de ese año. Tomando la rentabilidad sobre la sostenibilidad, la gestión de desechos se basa esencialmente en un menor número de materiales que están siendo reconocidos como reciclables por lo que más acaban en el vertedero. .......

Es posible reciclar una gran parte de los productos que usamos, ¿por qué seguimos generando basura?

Constantemente se nos recuerda que reciclar es una medida básica que debemos adoptar para contrarrestar las toneladas de basura que desechamos cada día. Con el tema del calentamiento global más urgente que nunca, indudablemente la regla de las tres erres es lo mínimo que debemos hacer; aunque muchos países lo están implementando con éxito, no es ni por asomo la mitad de lo que debería ser. Nos hemos acostumbrado a creer que en las categorías de orgánicos e inorgánicos únicamente se incluyen los restos de comida, el papel, el cartón, el metal, el vidrio y los plásticos. ¿Qué hay de los artículos de higiene como los pañales? ¿En qué clasificación entran los cables y otros dispositivos electrónicos? Esto último es especialmente problemático ya que, con cada nuevo modelo que sale al mercado, generamos más y más basura electrónica porque no hemos aprendido a reciclarla. De acuerdo con El Universal, México es el tercer país con mayor cantidad de desperdicios electrónicos, lo que significa que al año estamos tirando de 840 a 1,080 toneladas de desechos de este tipo; según Greenpeace, cada día producimos más de 100 mil toneladas de basura doméstica que terminan en vertederos o incineradores. Si tuviéramos una cultura de reciclaje bien establecida, paso a paso neutralizaríamos este problema. como podemos reciclar los productos que usamos La participación de la sociedad es fundamental, pero no es todo. Otro factor importante para que reciclar alcance todo su potencial es el sector privado. Si continuamos con un sistema económico linear, la generación de desechos no se detendrá. En cambio, si siguiéramos un sistema circular, la vida de un producto no terminaría tan pronto, podríamos sacar provecho de esos materiales y reduciríamos la demanda de materia prima virgen, permitiendo que los recursos naturales tengan tiempo suficiente para regenerarse y, a la vez, disminuir las emisiones de carbono. TerraCycle es una compañía que está poniendo el ejemplo en este tema a nivel global desde hace 7 años en México y hace más de 10 años en Estados Unidos. El CEO, Tom Szaky, escribió en World Economic Forum acerca de los programas que tiene la empresa y cómo han desarrollado tecnologías que les permiten reciclar colillas de cigarro, plumas, filtros de agua, cepillos de dientes, tubos de pasta de dientes, pañales usados, botes de pegamento industrial y varios productos más. Asimismo, se han encargado de motivar a otros corporativos a unirse a sus iniciativas al demostrarles que invertir en métodos de reciclaje incrementará el retorno de inversión (ROI). Recientemente se aliaron con SUEZ, una compañía internacional que se especializa en la gestión de deshechos; con esta colaboración, pretenden aumentar su alcance y lograr que sus programas se extiendan hacia países a los que no habían podido llegar, tal como Francia, Bélgica, Finlandia y el Reino Unido.
Aunque estoy orgulloso de nuestros logros, aún hay una gran disparidad entre el valor y la acción –una green gap– donde el cambio en la conducta del consumidor aún no se traslada a cambios en la acción – Tom Szaky, CEO de TerraCycle.
Podemos reciclar casi todos los productos que ocupamos en nuestra vida diaria, el hecho de que no pertenezcamos directamente al gobierno o al sector privado no quiere decir que no es nuestra responsabilidad demandar la implementación del reciclaje. Empresas como TerraCycle, que cuenta con programas en México, son una buena solución para ir creando una conciencia ambiental y dirigirnos hacia una economía circular. ¿Estás listo para empezar a reciclar?

Podemos reciclar todo lo que usamos. Entonces, ¿por qué no hacerlo?

Dentro del amplio rango de conceptos y actividades de sostenibilidad, el reciclaje es sin duda el más comprendido y accesible: personas solas o grupos, grandes y jóvenes, comunidades e instituciones pueden participar. Cuando compramos una barra de dulce, conservamos el envoltorio después de la corta vida del producto. Hacer algo con esa posesión de marca, en lugar de sumarla a los desechos, se siente bien. El reciclado es inspirador para los consumidores y, en el caso de materiales tradicionalmente reciclables como vidrio, papel, plástico rígido y ciertos metales, es económicamente viable. El reciclado no solo evita que los materiales potencialmente valiosos terminen e basureros e incineradoras, también compensa la demanda de materiales vírgenes, lo que ayuda a mantener el carbono en el suelo. El reciclado nivela el consumo humano con las actividades de la naturaleza. Pero a medida que los caudales de desecho generados por los humanos continúan evolucionando en diversidad y volumen, la comunidad mundial enfrenta el creciente desafío de desarrollar un reciclado viable y soluciones de gestión de desechos a un ritmo comparable. Por ejemplo, la basura electrónica es actualmente el caudal de desechos sólidos con mayor rapidez de crecimiento, aumentando dos a tres veces más rápido que otros caudales de desecho. En términos generales, las actividades industriales actualmente generan casi 7,6 mil millones de toneladas de desperdicios sólidos cada año en los Estados Unidos, lo que representa el 3000 % del desecho municipal total generado por los estadounidenses anualmente. A medida que el mundo ingresa en la Cuarta Revolución Industrial, las consecuencias ecológicas de no priorizar la gestión sostenible de recursos son graves. La economía, no la ciencia avanzada, es la que determina la reciclabilidad: un material se recicla solo si una persona puede hacer dinero al recolectarlo, clasificarlo y reciclarlo. Los costos ambientales y en materia de salud relacionados con la basura no se incluyen actualmente en las ecuaciones. Estos costos se consideran factores externos: la sociedad en conjunto, en lugar del fabricante, mayorista o consumidor, absorbe dichos costos a largo plazo. Debido a que los costos del no reciclado se excluyen de la ecuación de valor, los métodos de desecho lineal, como vertederos e incineración, son las principales opciones de gestión de desechos para la mayoría de los caudales de residuos posconsumo. Estas soluciones lineales han logrado atormentarnos: las islas de plástico en el Pacífico han comenzado a desintegrarse, los peces se alimentan de micropartículas y los humanos comen ese pescado. Solo al igualar a la naturaleza e implementar la economía circular los humanos pueden detener y, con el tiempo, revertir este círculo vicioso. Es poco probable que los fabricantes, minoristas y consumidores acepten la responsabilidad de forma voluntaria de la vida útil final de sus desechos a menos que estén obligados a encargarse del costo de las soluciones para los productos y el empaquetado que producen, venden o consumen. Con diferentes niveles de éxito, los gobiernos del mundo están implementando programas de responsabilidad del productor; la mayoría de estos, incluido el conocido programa Green Dot en Alemania, financian la recolección del empaquetado, donde la mayor parte del desecho se incinera (no mucho mejor que los vertederos desde una perspectiva ambiental). El reciclado es la opción más costosa, pero como la gran ecocapitalista Anita Roddick, fundadora de The Body Shop, publicó en un lateral de los camiones de su empresa: “Si cree que la educación es costosa, pruebe con la ignorancia”. Con limitaciones evidentes acerca de lo que los gobiernos pueden hacer o harán razonablemente, el ímpetu recae en el sector privado. ¿Cómo podemos encontrar formas de brindar incentivos para cubrir los costos de la recolección y el reciclado? Durante la última década, mi empresa TerraCycle ha desarrollado tecnologías para aplicar a caudales de desechos de posconsumo difíciles de reciclar que por lo general culminan en la basura. Algunos ejemplos son las colillas de cigarrillos, lapiceras, filtros de agua, cepillos de dientes usados y tubos para cepillos de dientes, residuos de envases, contenedores adhesivos industriales e incluso pañales sucios, que se han procesado en materiales que se utilizan para fabricar nuevos productos. Nuestro equipo de investigación y desarrollo es extremadamente innovador, pero nuestra verdadera innovación es encontrar motivos para que las marcas y los fabricantes puedan justificar el pago del reciclado cuando no deben hacerlo. Hemos descubierto que el reciclado se ha vuelto una prioridad suficiente para los consumidores, que patrocinan marcas que permiten la reciclabilidad de sus productos y envases. Hemos creado modelos empresariales que permiten que las marcas vean que el gasto gradual al reciclar producirá un retorno sobre la inversión progresivo. Como resultado, muchos caudales de desecho que anteriormente no eran reciclables ahora se reciclan. Para lograr un alcance y generar eficiencias, recientemente nos hemos asociado con SUEZ, una de las empresas de gestión de desechos más grande del mundo. A través del acuerdo, SUEZ puede llevar los programas destinados a los clientes de TerraCycle a sus clientes en Francia, el Reino Unido, Bélgica, Finlandia, los Países Bajos y Suecia; además, obtenemos acceso a tal vez la fuerza de ventas más grande del mundo dedicada a la economía circular. La reciclabilidad se encuentra entre los principales motores de compras para una variedad de productos de consumo, y consumidores de todo el mundo hoy han demostrado buena voluntad para pagar un sobreprecio por servicios y productos sustentables. Hemos demostrado que el reciclado patrocinado puede ser un camino para migrar a los productos posconsumo y el empaquetado de una empresa de la economía lineal a la economía circular. Aunque estoy orgulloso de nuestros logros, sigue habiendo una gran disparidad de valores y acción, o “brecha ecológica”, donde los cambios en las actitudes de los consumidores aún no se traducen en cambios en la acción. Las tasas de reciclado se han estancado en la última década en relación con el volumen de desecho producido a nivel mundial, y mientras varios países del mundo en desarrollo trabajan sin un sistema de reciclado formal, Estados Unidos aun solo recicla cerca del 34 % de su basura. Reciclar casi todo lo que se usa ya es posible. El poder de compra de los consumidores, con los compromisos sociales y políticos correctos, puede impulsar la demanda para obtener soluciones de reciclado integrales en múltiples niveles. La escala del problema mundial de los desechos exige que todos en el ciclo de consumo trabajen en conjunto hacia soluciones circulares y regenerativas que reduzcan la brecha a basura cero.

¿Podemos reciclar todo lo que utilizamos?

Constantemente se nos recuerda que reciclar es una medida básica que debemos adoptar para contrarrestar las toneladas de basura que desechamos cada día. Con el tema del calentamiento global más urgente que nunca, indudablemente la regla de las tres erres es lo mínimo que debemos hacer; aunque muchos países lo están implementando con éxito, no es ni por asomo la mitad de lo que debería ser. Nos hemos acostumbrado a creer que en las categorías de orgánicos e inorgánicos únicamente se incluyen los restos de comida, el papel, el cartón, el metal, el vidrio y los plásticos. ¿Qué hay de los artículos de higiene como los pañales? ¿En qué clasificación entran los cables y otros dispositivos electrónicos? Esto último es especialmente problemático ya que, con cada nuevo modelo que sale al mercado, generamos más y más basura electrónica porque no hemos aprendido a reciclarla. De acuerdo con El Universal, México es el tercer país con mayor cantidad de desperdicios electrónicos, lo que significa que al año estamos tirando de 840 a 1,080 toneladas de desechos de este tipo; según Greenpeace, cada día producimos más de 100 mil toneladas de basura doméstica que terminan en vertederos o incineradores. Si tuviéramos una cultura de reciclaje bien establecida, paso a paso neutralizaríamos este problema.   podemos-reciclar-todo La participación de la sociedad es fundamental, pero no es todo. Otro factor importante para que reciclar alcance todo su potencial es el sector privado. Si continuamos con un sistema económico linear, la generación de desechos no se detendrá. En cambio, si siguiéramos un sistema circular, la vida de un producto no terminaría tan pronto, podríamos sacar provecho de esos materiales y reduciríamos la demanda de materia prima virgen, permitiendo que los recursos naturales tengan tiempo suficiente para regenerarse y, a la vez, disminuir las emisiones de carbono. TerraCycle es una compañía que está poniendo el ejemplo en este tema a nivel global desde hace 7 años en México y hace más de 10 años en Estados Unidos. El CEO, Tom Szaky, escribió en World Economic Forum acerca de los programas que tiene la empresa y cómo han desarrollado tecnologías que les permiten reciclar colillas de cigarro, plumas, filtros de agua, cepillos de dientes, tubos de pasta de dientes, pañales usados, botes de pegamento industrial y varios productos más. Asimismo, se han encargado de motivar a otros corporativos a unirse a sus iniciativas al demostrarles que invertir en métodos de reciclaje incrementará el retorno de inversión (ROI). Recientemente se aliaron con SUEZ, una compañía internacional que se especializa en la gestión de deshechos; con esta colaboración, pretenden aumentar su alcance y lograr que sus programas se extiendan hacia países a los que no habían podido llegar, tal como Francia, Bélgica, Finlandia y el Reino Unido.
Aunque estoy orgulloso de nuestros logros, aún hay una gran disparidad entre el valor y la acción –una green gap– donde el cambio en la conducta del consumidor aún no se traslada a cambios en la acción – Tom Szaky, CEO de TerraCycle.
Podemos reciclar casi todos los productos que ocupamos en nuestra vida diaria, el hecho de que no pertenezcamos directamente al gobierno o al sector privado no quiere decir que no es nuestra responsabilidad demandar la implementación del reciclaje. Empresas como TerraCycle, que cuenta con programas en México, son una buena solución para ir creando una conciencia ambiental y dirigirnos hacia una economía circular. ¿Estás listo para empezar a reciclar?

Podemos reciclar todo lo que usamos. Entonces, ¿por qué no hacerlo?

Dentro del amplio rango de conceptos y actividades de sostenibilidad, el reciclaje es sin duda el más comprendido y accesible: personas solas o grupos, grandes y jóvenes, comunidades e instituciones pueden participar.
Cuando compramos una barra de dulce, conservamos el envoltorio después de la corta vida del producto. Hacer algo con esa posesión de marca, en lugar de sumarla a los desechos, se siente bien. El reciclado es inspirador para los consumidores y, en el caso de materiales tradicionalmente reciclables como vidrio, papel, plástico rígido y ciertos metales, es económicamente viable. El reciclado no solo evita que los materiales potencialmente valiosos terminen e basureros e incineradoras, también compensa la demanda de materiales vírgenes, lo que ayuda a mantener el carbono en el suelo. El reciclado nivela el consumo humano con las actividades de la naturaleza.
Pero a medida que los caudales de desecho generados por los humanos continúan evolucionando en diversidad y volumen, la comunidad mundial enfrenta el creciente desafío de desarrollar un reciclado viable y soluciones de gestión de desechos a un ritmo comparable.
Por ejemplo, la basura electrónica es actualmente el caudal de desechos sólidos con mayor rapidez de crecimiento, aumentando dos a tres veces más rápido que otros caudales de desecho. En términos generales, las actividades industriales actualmente generan casi 7,6 mil millones de toneladas de desperdicios sólidos cada año en los Estados Unidos, lo que representa el 3000 % del desecho municipal total generado por los estadounidenses anualmente. A medida que el mundo ingresa en la Cuarta Revolución Industrial, las consecuencias ecológicas de no priorizar la gestión sostenible de recursos son graves.
La economía, no la ciencia avanzada, es la que determina la reciclabilidad: un material se recicla solo si una persona puede hacer dinero al recolectarlo, clasificarlo y reciclarlo. Los costos ambientales y en materia de salud relacionados con la basura no se incluyen actualmente en las ecuaciones. Estos costos se consideran factores externos: la sociedad en conjunto, en lugar del fabricante, mayorista o consumidor, absorbe dichos costos a largo plazo.
Debido a que los costos del no reciclado se excluyen de la ecuación de valor, los métodos de desecho lineal, como vertederos e incineración, son las principales opciones de gestión de desechos para la mayoría de los caudales de residuos posconsumo. Estas soluciones lineales han logrado atormentarnos: las islas de plástico en el Pacífico han comenzado a desintegrarse, los peces se alimentan de micropartículas y los humanos comen ese pescado. Solo al igualar a la naturaleza e implementar la economía circular los humanos pueden detener y, con el tiempo, revertir este círculo vicioso.
Es poco probable que los fabricantes, minoristas y consumidores acepten la responsabilidad de forma voluntaria de la vida útil final de sus desechos a menos que estén obligados a encargarse del costo de las soluciones para los productos y el empaquetado que producen, venden o consumen. Con diferentes niveles de éxito, los gobiernos del mundo están implementando programas de responsabilidad del productor; la mayoría de estos, incluido el conocido programa Green Dot en Alemania, financian la recolección del empaquetado, donde la mayor parte del desecho se incinera (no mucho mejor que los vertederos desde una perspectiva ambiental). El reciclado es la opción más costosa, pero como la gran ecocapitalista Anita Roddick, fundadora de The Body Shop, publicó en un lateral de los camiones de su empresa: “Si cree que la educación es costosa, pruebe con la ignorancia”.
Con limitaciones evidentes acerca de lo que los gobiernos pueden hacer o harán razonablemente, el ímpetu recae en el sector privado. ¿Cómo podemos encontrar formas de brindar incentivos para cubrir los costos de la recolección y el reciclado?
Durante la última década, mi empresa TerraCycle ha desarrollado tecnologías para aplicar a caudales de desechos de posconsumo difíciles de reciclar que por lo general culminan en la basura. Algunos ejemplos son las colillas de cigarrillos, lapiceras, filtros de agua, cepillos de dientes usados y tubos para cepillos de dientes, residuos de envases, contenedores adhesivos industriales e incluso pañales sucios, que se han procesado en materiales que se utilizan para fabricar nuevos productos.
Nuestro equipo de investigación y desarrollo es extremadamente innovador, pero nuestra verdadera innovación es encontrar motivos para que las marcas y los fabricantes puedan justificar el pago del reciclado cuando no deben hacerlo. Hemos descubierto que el reciclado se ha vuelto una prioridad suficiente para los consumidores, que patrocinan marcas que permiten la reciclabilidad de sus productos y envases. Hemos creado modelos empresariales que permiten que las marcas vean que el gasto gradual al reciclar producirá un retorno sobre la inversión progresivo. Como resultado, muchos caudales de desecho que anteriormente no eran reciclables ahora se reciclan.
Para lograr un alcance y generar eficiencias, recientemente nos hemos asociado con SUEZ, una de las empresas de gestión de desechos más grande del mundo. A través del acuerdo, SUEZ puede llevar los programas destinados a los clientes de TerraCycle a sus clientes en Francia, el Reino Unido, Bélgica, Finlandia, los Países Bajos y Suecia; además, obtenemos acceso a tal vez la fuerza de ventas más grande del mundo dedicada a la economía circular.
La reciclabilidad se encuentra entre los principales motores de compras para una variedad de productos de consumo, y consumidores de todo el mundo hoy han demostrado buena voluntad para pagar un sobreprecio por servicios y productos sustentables. Hemos demostrado que el reciclado patrocinado puede ser un camino para migrar a los productos posconsumo y el empaquetado de una empresa de la economía lineal a la economía circular.
Aunque estoy orgulloso de nuestros logros, sigue habiendo una gran disparidad de valores y acción, o “brecha ecológica”, donde los cambios en las actitudes de los consumidores aún no se traducen en cambios en la acción. Las tasas de reciclado se han estancado en la última década en relación con el volumen de desecho producido a nivel mundial, y mientras varios países del mundo en desarrollo trabajan sin un sistema de reciclado formal, Estados Unidos aun solo recicla cerca del 34 % de su basura.
Reciclar casi todo lo que se usa ya es posible. El poder de compra de los consumidores, con los compromisos sociales y políticos correctos, puede impulsar la demanda para obtener soluciones de reciclado integrales en múltiples niveles. La escala del problema mundial de los desechos exige que todos en el ciclo de consumo trabajen en conjunto hacia soluciones circulares y regenerativas que reduzcan la brecha a basura cero.

¿Son estas las innovaciones que nos salvarán del cambio climático?

Ha sido un año importante —algunos dirían que aterrador— para los datos del clima. Las altas temperaturas han llevado al planeta Tierra al período más caluroso registrado en la historia; agosto de 2016 fue el agosto más caluroso que se haya registrado junto con julio de 2016, registrado como el mes más caluroso desde que se comenzó a llevar el registro 136 años atrás. Ahora estamos atravesando una nueva “realidad en el cambio climático”, con niveles de dióxido de carbono en la atmósfera que han superado el umbral simbólico de 400 partes por millón en promedio durante todo el 2015. Los científicos advierten que es poco probable que las concentraciones de CO2 desciendan por debajo de esta marca durante las próximas generaciones. En otra parte, el Ártico sufrió su invierno más cálido en los registros y las capas de hielo de la región están desapareciendo más rápido de lo previsto, con repercusiones que van más allá de los daños al medioambiente, como los crecientes niveles del mar. Según la opinión de dos expertos en el Ártico en este informe reciente: “Vivimos en un mundo conectado, y lo que sucede en el Ártico no se queda en el Ártico.” Las sociedades y las economías también están en peligro, sostienen. Gráfico 2 A nuestros océanos no les está yendo mucho mejor. Un informe reciente descubrió que, según las tendencias actuales, podría haber más plástico que peces en nuestros océanos para el 2050, la Gran Barrera de Coral permanece en terapia intensiva y, de acuerdo con un informe de la WWF, la cantidad de peces, aves marinas, ballenas y otras especies marinas se ha reducido en un 50 % en solo 40 años. 3 Además, la contaminación del aire, está matando 18.000 personas todos los días. La OMS atribuye 6,5 millones de muertes al año a la contaminación, más que la cantidad de personas que mueren por el VIH/SIDA, la tuberculosis y los accidentes de tránsito juntos. De hecho, actualmente es la cuarta amenaza más importante a la vida humana (después de la hipertensión, la mala alimentación y el cigarrillo). Por donde se mire, el mensaje es claro: debemos actuar ahora para evitar un desastre ambiental. El histórico Acuerdo de París del año pasado y la adopción de Objetivos de Desarrollo Sostenibles demostraron que la voluntad política está ahí para hacerle frente a uno de los desafíos globales más urgentes de nuestro tiempo. Pero se necesitará más que la sola acción gubernamental para ayudar a los países a cumplir con los compromisos del Acuerdo de París y revertir algunos de los peores efectos del cambio climático. Ideas radicales, innovaciones revolucionarias y nuevos (y más ecológicos) modelos de negocios serán necesarios si queremos limpiar nuestro aire, repoblar nuestros océanos y detener el avance del calentamiento global. Esta serie de artículos expone algunas de las grandes ideas que van a la vanguardia de la lucha contra el cambio climático. Desde convertir las emisiones de carbono en plástico y reciclar todo lo que usamos, hasta un desarrollo urbano respetuoso con el clima y la búsqueda de un reemplazo para la carne roja, ¿son estas las soluciones que podrían salvar nuestro planeta de una catástrofe climática? Hacer plástico con aire Hace décadas que sabemos que el exceso de emisiones de gases de efecto invernadero daña el medioambiente y causa el calentamiento global. Y durante los últimos 13 años, Mark Herrema, cofundador y director ejecutivo de Newlight Technologies, ha estado buscando una solución. En la actualidad, su empresa captura estas emisiones, para combinarlas con aire y convertirlas en un material similar al plástico denominado AirCarbon. “Sin petróleo. Sin combustibles fósiles”, escribe en este artículo. “Solo aire y emisiones de carbono capturadas que, de otra forma, se convertirían en parte del aire, combinados. “El AirCarbon es un material especial. Se produce en la mayoría de los organismos vivos conocidos, desde humanos a tigres o árboles; una antigua molécula evolutiva que se utiliza para almacenar carbono. Es biodegradable y tan fuerte como el plástico, y puede derretirse y modelarse”. Concreto autorreparable y papel electrónico Convertir la contaminación en plástico no es la única innovación que puede cambiar la manera en la que consumimos los productos habituales. Gill Cassar, jefa de Programas sobre el Medioambiente y la Sostenibilidad en el Foro Económico Mundial, examina cinco productos cotidianos que pronto podrían ser fabricados con cosas extraordinarias. “Miremos a nuestro alrededor. Muchos de los productos que vemos fueron hechos mediante procesos industriales que tienen al menos un siglo de antigüedad. Eso tiene que cambiar,” escribe. “Desde el plástico hasta el cemento, esta transición reduce la huella ambiental de las industrias y, con frecuencia, también mejora la utilidad del producto terminado”. Reciclar todo Estamos muy acostumbrados a separar nuestros productos de papel, plástico y aluminio del resto de nuestra basura para que pueda reciclarse. Pero en una era en la que todo lo que producimos puede reciclarse, ¿por qué no lo estamos haciendo? Tom Szaky, director ejecutivo de TerraCycle, una empresa que se especializa en reciclar desechos difíciles de reciclar (como colillas de cigarrillos, bolígrafos, filtros de agua, cepillos de dientes usados y hasta pañales sucios), aborda esta cuestión en su artículo para nuestra serie. 4 Szaky sostiene que si bien el reciclaje está capacitando a los consumidores, los índices de reciclaje se han estancado durante la última década y no se hace lo suficiente para acortar la “brecha verde” entre los valores y la acción. “La economía, y no la ciencia avanzada, es la que determina la reciclabilidad: un material es reciclado solo si se puede hacer dinero al recolectarlo, separarlo y reciclarlo,” dice. Con 7,6 mil millones de toneladas de desechos sólidos generados cada año solo en los EE. UU., las consecuencias de no cerrar esta brecha son terribles, para todos nosotros. Adaptarse o morir Nuestras ciudades solo cubren el 2,6 % de la superficie mundial, pero para el 2050 alrededor del 75 % de nosotros viviremos en alguna de ellas. Esto coloca a nuestras áreas urbanas directamente en las primeras líneas del cambio climático, y los planificadores urbanos y los funcionarios electos tienen una gran parte de la responsabilidad. “La concentración masiva de personas en las ciudades en las próximas décadas, especialmente en África y Asia, casi con seguridad empeorará la congestión del tráfico, agravará la calidad del aire y aumentará la cantidad de desechos,” escribe Robert Muggah, Director de Investigaciones en el Instituto Igarapé. 5 Sin embargo, si bien las ciudades son una parte innegable del problema, también cumplirán un papel fundamental en cualquier solución para prevenir el cambio climático y mitigar sus efectos. Afortunadamente, los líderes más informados en algunas ciudades del mundo ya están tomando medidas y cambiando las cosas, al aliviar la congestión y reducir las emisiones, mientras que también apuntan a atraer trabajadores altamente capacitados y a hacer crecer sus economías. Tengamos la esperanza de que el resto del mundo les preste atención. Lo que el pasado nos dice sobre nuestro futuro ¿Qué podemos aprender de la guerra de China contra la contaminación? Bastante, en realidad, dice Changhua Wu, director de TIR Consulting en China y Asia. Se ha progresado: las concentraciones de la contaminación atmosférica han estado disminuyendo y China lleva la iniciativa mundial en gastos para energías renovables, pero con una mirada al cielo en un típico día en Pekín, nos daremos cuenta de que todavía queda mucho por hacer. “No ha sido un viaje fácil”, escribe. “El éxito requiere voluntad política al más alto nivel para hacer frente a la falta de armonía entre el hombre y la naturaleza, lo que representa una restricción importante al crecimiento económico.” En otras partes de nuestra serie, nos ocuparemos de cómo nuestra dieta a base de carne está devastando el medioambiente y cuáles podrían ser las posibles alternativas, si la desgravación fiscal para reparar artículos ayudó a enfrentar la “cultura de usar y tirar” de un país europeo, las innovaciones que podrían sacar el plástico de nuestros océanos y terminar nuestra dependencia con el material dañino y mucho más.

¿Son estas las innovaciones que nos salvarán del cambio climático?

Reciclar todo
Estamos muy acostumbrados a separar nuestros productos de papel, plástico y aluminio del resto de nuestra basura para que pueda reciclarse. Pero en una era en la que todo lo que producimos puede reciclarse, ¿por qué no lo estamos haciendo?
Tom Szaky, director ejecutivo de TerraCycle, una empresa que se especializa en reciclar desechos difíciles de reciclar (como colillas de cigarrillos, bolígrafos, filtros de agua, cepillos de dientes usados y hasta pañales sucios), aborda esta cuestión en su artículo para nuestra serie.
 
 
Szaky sostiene que si bien el reciclaje está capacitando a los consumidores, los índices de reciclaje se han estancado durante la última década y no se hace lo suficiente para acortar la "brecha verde" entre los valores y la acción.
"La economía, y no la ciencia avanzada, es la que determina la reciclabilidad: un material es reciclado solo si se puede hacer dinero al recolectarlo, separarlo y reciclarlo," dice.
Con 7,6 mil millones de toneladas de desechos sólidos generados cada año solo en los EE. UU., las consecuencias de no cerrar esta brecha son terribles, para todos nosotros.